MIRA TU SITUACIÓN A TRAVÉS DE LOS OJOS DE DIOS
Salmo 1: 3
Cuando la oscuridad cubrió la faz de la tierra, Dios dijo: “Sea la luz”, y fue la luz (Génesis 1: 3). Cuando un hombre paralítico durante 38 años yacía indefenso junto al estanque de Betesda, Jesús dijo: “Levántate, toma tu lecho y anda”, e inmediatamente, el hombre fue sanado, tomó su lecho y caminó (Juan 5: 8– 9).
No dices esas palabras a menos que veas algo que otros no ven. Dios no ve como ve el hombre. El hombre, sin embargo, debe ver la forma en que Dios ve. Debemos ver con la visión del Todopoderoso.
El profeta Balaam vio la visión del Todopoderoso cuando el Espíritu de Dios cayó sobre él. Mientras miraba desde una montaña hacia el campamento de los israelitas, se encontró diciendo: “¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob! Tus moradas, oh Israel. Como valles que se extienden, como huertos junto a los ríos, como áloes plantados por el Señor, como cedros junto a las aguas” (Números 24: 5-6).
Balaam no habría dicho esto a menos que no viera a Israel en lo natural, sino como Dios lo vio. En ese momento, los israelitas eran un grupo descontento, siempre murmurando y quejándose en el desierto. Pero cuando Dios los miró, los vio como jardines florecientes plantados junto a los ríos, fructíferos y prósperos.
Amado, Dios quiere que te veas a ti mismo como Él te ve: “como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo, cuya hoja tampoco se marchita; y todo lo que haga prosperará". Por tanto, mírate como un árbol plantado junto a ríos de agua, que da fruto en tu tiempo. Mírate a ti mismo como alguien que no se marchitará, cuya salud no fallará. ¡Mira todo lo que haces prosperando!
Mira con la visión del Todopoderoso. Esa visión siempre es una buena visión. Siempre que veas tu situación a través de los ojos de Dios, encontrarás que tu situación cambiará porque cuando ves como Él ve, ¡le permites trabajar como el Todopoderoso en tu vida!
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