lunes, 28 de mayo de 2012

La Gracia Para Estar Firmes


La gracia para estar firme es el poder activo de Dios que se basa en Su carácter para mantenernos.

La gracia no termina cuando nacemos de nuevo; es una obra continua en nosotros desde ese momento.

Es como una madre, cuando se cumplen los 9 meses y nace el niño no termina su trabajo; sino que empiezan nuevos roles y responsabilidades posteriores al nacimiento del niño.

La gracia tiene una función continua en nuestras vidas hasta que Él vuelva.

La gracia es para ayudar a que los santos vivan una vida victoriosa. Por eso es que Pablo siempre hablaba de la gracia en sus saludos.

Debemos cedernos a ella para que efectúe cambios en nuestra vida, tal como nos cedimos y cooperamos con la gracia salvadora para nacer de nuevo. Dios no nos fuerza a caminar en victoria, tal como no lo hizo para salvarnos; nosotros debemos responder.

Hechos 4:33
33  Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús,  y abundante gracia era sobre todos ellos.

Hechos 11:23
23  Este,  cuando llegó,  y vio la gracia de Dios,  se regocijó,  y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.

Vemos como la gracia operó en la iglesia primitiva; no solo tenían abundante gracia, sino que la gracia de Dios estaba en sus vidas.

Hechos 20:32
32  Y ahora,  hermanos,  os encomiendo a Dios,  y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.

Antes de dejar Éfeso, Pablo encomendó a los dirigentes de la iglesia a Dios y a la Palabra de Su Gracia, la cual tenía poder para sobreedificarlos y darles su herencia.

Romanos 5:2
2  por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes,  y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

Romanos 5:2 (Nuevo Testamento de Arcas y Fernández)
2 Cristo mismo ha sido quien nos ha instalado, mediante la fe, en esta situación de gracia en que vivimos y nos hace poner nuestra honra en la esperanza de participar en la gloria de Dios.

Por la fe es que tenemos acceso a la gracia para estar firmes.

Romanos 5:17
17  Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte,  mucho más reinarán en vida por uno solo,  Jesucristo,  los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.

Romanos 5:17 (Versión Amplificada)
17 Porque debido a la transgresión (falta, ofensa) de un hombre la muerte reino por aquel, con mucho más seguridad aquellos que reciben la superabundante gracia (favor inmerecido) [de Dios] y el regalo gratuito de la justicia [que nos puso en situación correcta delante de Dios] reinarán como reyes en la vida a través de un solo Hombre, Jesucristo (el Mesías, el Ungido).

La gracia de Dios y el don de la justicia nos capacitan para reinar como reyes en esta vida por medio de Jesucristo.

Efesios 4:29
29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca,  sino la que sea buena para la necesaria edificación,  a fin de dar gracia a los oyentes.

Efesios 4:29 (Biblia Textual)
29 Ninguna palabra dañina salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, que comunique gracia a los que están oyendo.

Efesios 4:29 (La Biblia de la Américas)
29 No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.

Nuestras palabras siempre deben edificar a los que nos escuchan y ministrarles gracia. La gracia es algo que siempre se origina en Dios, pero nosotros podemos ser canales y ministrarla a otros.

Debemos dejar que nuestras palabras se conviertan en recipientes de gracia.

Colosenses 4:6
6 Sea vuestra palabra siempre con gracia,  sazonada con sal,  para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

Colosenses 4:6 (Nueva Biblia de los Hispanos)
6  Que su conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepan cómo deben responder a cada persona.

Colosenses 4:6 (Biblia Castilian)
6 Que vuestra palabra esté siempre llena de gracia y sazonada con sal. Así podréis responder sin dificultad a las cuestiones que se os planteen.

Nuestras conversaciones siempre deben estar llenas de gracia, para así poder responder siempre sin dificultades ante toda situación en que nos encontremos.

2 Timoteo 2:1
1  Tú,  pues,  hijo mío,  esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.

Aquí vemos una frase interesante: “Esfuérzate en la gracia.”

El Nuevo Testamento de Arcas y Fernández lo traduce así: “Tú, hijo mío, procura que la gracia de Cristo Jesús te fortalezca.”

La palabra “esfuérzate” es “endunamoo” que significa “ser fortalecido o hacerse fuerte internamente”.

La Biblia Amplificada resume la idea:

2 Timoteo 2:1 (Biblia Amplificada)
1 Por eso tú, hijo mío, se fuerte (fortaleciéndote interiormente) en la gracia (la bendición espiritual) que está [y solo se halla] en Cristo Jesús.

Pablo le está diciendo a Timoteo que su responsabilidad era fortalecerse interiormente con la gracia que hay en Cristo Jesús. No ser fuerte en si mismo, sino fuerte en la gracia.

Hebreos 4:14-16
14 Por tanto,  teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos,  Jesús el Hijo de Dios,  retengamos nuestra profesión.
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,  sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,  pero sin pecado.
16 Acerquémonos,  pues,  confiadamente al trono de la gracia,  para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

La gracia que viene para el oportuno socorro en nuestro momento de debilidad procede del trono de la gracia.

Esta figura viene del Antiguo Testamento, donde el pueblo de Israel tenía un propiciatorio, también conocido como el trono de misericordia.

Éxodo 25:17-22
17 Y harás un propiciatorio de oro fino,  cuya longitud será de dos codos   y medio,  y su anchura de codo y medio.
18 Harás también dos querubines de oro;  labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio.
19 Harás,  pues,  un querubín en un extremo,  y un querubín en el otro extremo;  de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.
20 Y los querubines extenderán por encima las alas,  cubriendo con sus alas el propiciatorio;  sus rostros el uno enfrente del otro,  mirando al propiciatorio los rostros de los querubines.
21 Y pondrás el propiciatorio encima del arca,  y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.
22 Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.

Vine define la palabra propiciatorio de esta manera:

kapporet (H3727) «propiciatorio; trono de gracia». Esta forma sustantiva de kapar se ha traducido en castellano principalmente como «propiciatorio» (RV en sus diferentes revisiones; LBA) y en la mayoría de las versiones católicas (bbc, bnc, sbh, BJ, nbe), aunque también como «lugar del Perdón» (BLA) y «Lugar Santísimo» (lvp). En las versiones en inglés se usa «trono de gracia», «cubierta», «tapa». Se refiere a una plancha o cubierta de oro que reposaba encima del arca del testimonio. De pie y frente a frente sobre la tapa del arca (propiciatorio) había dos querubines. La plancha de oro representaba el trono de Dios y simbolizaba su presencia real en el recinto sagrado. En el Día de Expiación, el sumo sacerdote rociaba sobre el propiciatorio la sangre del holocausto por los pecados, quizás como símbolo de la aceptación del sacrificio por Dios. De ahí que el kapporet era el punto neurálgico donde  Israel, mediante su sumo sacerdote, podía entrar en la presencia de Dios. Es más, el propio templo se distinguía de los corredores y otras estructuras adjuntas a través del nombre «lugar del trono de gracia» (kapporet) (1 Crónicas 28:11).

Levíticos 16:2-7, 32-34
2  Y Jehová dijo a Moisés:  Di a Aarón tu hermano,  que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo,  delante del propiciatorio que está sobre el arca,  para que no muera;  porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio.
3  Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro para expiación,  y un carnero para holocausto.
4  Se vestirá la túnica santa de lino,  y sobre su cuerpo tendrá calzoncillos de lino,  y se ceñirá el cinto de lino,  y con la mitra de lino se cubrirá.  Son las santas vestiduras;  con ellas se ha de vestir después de lavar su cuerpo con agua.
5  Y de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabríos para expiación,  y un carnero para holocausto.
6  Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo,  y hará la reconciliación por sí y por su casa.
7  Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová,  a la puerta del tabernáculo de reunión.
32  Hará la expiación el sacerdote que fuere ungido y consagrado para ser sacerdote en lugar de su padre;  y se vestirá las vestiduras de lino,  las vestiduras sagradas.
33  Y hará la expiación por el santuario santo,  y el tabernáculo de reunión;  también hará expiación por el altar,  por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación.
34  Y esto tendréis como estatuto perpetuo,  para hacer expiación una vez al año por todos los pecados de Israel.  Y Moisés lo hizo como Jehová le mandó.

En el Antiguo Testamento el Sumo Sacerdote obtenía cada año expiación temporal, es decir, sus pecados eran cubiertos como resultado de su obediencia en ofrecer el sacrificio. Es decir, el Sumo Sacerdote solo podía entrar una vez al año al trono de misericordia para obtener la expiación de los pecados de Israel por un año.

La misericordia es no recibir lo que nos merecemos; y no era una solución permanente.

En el Nuevo Testamento tenemos el trono de la gracia; y no una sola vez al año sino todo el tiempo que lo deseemos. Podemos recibir en todo momento la gracia para mantenernos firmes.

La gracia, a diferencia de la misericordia es recibir lo que no nos merecemos; y nosotros en este Nuevo Pacto, podemos entrar en todo momento y recibir la misericordia y la gracia en tiempos de necesidad.

En fin, estamos sentados juntamente con Cristo en ese trono de la gracia.

Efesios 2:6
6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.

Efesios 2:6 (Biblia Amplificada)
6 Y nos resucitó juntamente con Él y nos hizo sentarnos juntos [dándonos un mismo asiento con Él] en los lugares celestiales en Cristo Jesús (el Mesías, el Ungido).

No tenemos que estar esperando misericordia cada vez que estamos en problemas; solo debemos ir al trono de gracia, donde estamos sentados juntamente con Cristo, de manera continua, y cuando el tiempo de necesidad ocurra, estaremos edificados y tendremos gracia para mantenernos firmes.

Debemos ser consistentes y no movernos por el temor; en el trono de gracia encontramos misericordia por los errores pasados y gracia para estar firmes en los ataques futuros.

Hebreos 13:9
9  No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas;  porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia,  no con viandas,  que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.

Wuest dice que cuando el autor de Hebreos escribió: “porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia,  no con viandas”; lo que estaba haciendo era apuntar el hecho de que las comidas (el sistema de rituales ceremoniales), enfatiza lo externo; mientras que el Nuevo Testamento enfatiza la purificación del corazón y la conciencia.

Por eso es que debemos afirmar nuestro corazón con la gracia, no en nuestros propios esfuerzos sino en ese favor que Dios a dispuesto para nosotros sin que nosotros tengamos que hacer algo a cambio.

1 Pedro 5:10-12
10 Mas el Dios de toda gracia,  que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo,  después que hayáis padecido un poco de tiempo,  él mismo os perfeccione,  afirme, fortalezca y establezca.
11 A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.  Amén.
12 Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente,  amonestándoos,  y testificando que ésta es la verdadera gracia de Dios,  en la cual estáis.

Debemos dejar que Dios nos perfeccione,  afirme,  fortalezca y establezca, en esa gracia en la cual estamos.

La gracia es suficiente para nosotros.

2 Corintios 12:7-12
7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;
8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor,  que lo quite de mí.
9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia;  porque mi poder se perfecciona en la debilidad.  Por tanto,  de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades,  para que repose sobre mí el poder de Cristo.
10 Por lo cual,  por amor a Cristo me gozo en las debilidades,  en afrentas,  en necesidades,  en persecuciones,  en angustias;  porque cuando soy débil,  entonces soy fuerte.
11 Me he hecho un necio al gloriarme;  vosotros me obligasteis a ello,  pues yo debía ser alabado por vosotros;  porque en nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles,  aunque nada soy.
12 Con todo,  las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia,  por señales,  prodigios y milagros.

Aquí vemos el más dramático ejemplo de la gracia de Dios en operación.

Al ver el pasaje podemos pensar que el tema principal es el aguijón de Pablo, pero de lo que nos habla es de la gracia de Dios.

Mucha gente piensa que el aguijón de Pablo era una enfermedad; pero la Biblia muestra que era otra cosa; dice que era un mensajero de Satanás.

Al leer este pasaje debemos enfocarnos en la gracia y no en el aguijón de Pablo.

2 Corintios 11:23-30
23 ¿Son ministros de Cristo?  (Como si estuviera loco hablo.)  Yo más;  en trabajos más abundante;  en azotes sin número;  en cárceles más;  en peligros de muerte muchas veces.
24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.
25 Tres veces he sido azotado con varas;  una vez apedreado;  tres veces he padecido naufragio;  una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;
26 en caminos muchas veces;  en peligros de ríos,  peligros de ladrones,  peligros de los de mi nación,  peligros de los gentiles,  peligros en la ciudad, peligros en el desierto,  peligros en el mar,  peligros entre falsos hermanos;
27 en trabajo y fatiga,  en muchos desvelos,  en hambre y sed,  en muchos ayunos,  en frío y en desnudez;
28 y además de otras cosas,  lo que sobre mí se agolpa cada día,  la preocupación por todas las iglesias.
29 ¿Quién enferma,  y yo no enfermo?  ¿A quién se le hace tropezar,  y yo no me indigno?
30 Si es necesario gloriarse,  me gloriaré en lo que es de mi debilidad.

Vemos claramente que cosa era la debilidad o el aguijón de Pablo; las persecuciones que se levantaban por causa de la predicación del evangelio a los gentiles. No solo los judíos y los romanos se levantaban en contra la predicación a los gentiles sino las fuerzas mismas de la naturaleza. Y en el verso 30 Pablo dice que esa era su debilidad.

Veamos de nuevo 1 Corintios 12:9: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia;  porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.”

Dios le dice a Pablo que Su poder se perfecciona en la debilidad, y Pablo dice que su debilidad eran las persecuciones que había recibido; entonces, es evidente que el aguijón de la carne de Pablo no era una enfermedad.

Lo que es evidente, por las “debilidades” que menciona Pablo, era que el propósito del envío de este mensajero de Satanás era impedir que Pablo continuase con su ministerio; el método utilizado era levantar a la gente en contra de Pablo para impedir que siga causando tan gran efecto en el reino de Satanás.

Cuando Pablo le pide a Dios que le quite el aguijón, Dios no le dijo que no, le dijo “mi gracia es suficiente para ti.” Es decir, la gracia de Dios era Su habilidad soltada hacia Pablo en contra de este ataque contra Pablo.

La gracia es la fuerza de Dios para enfrentar nuestras inhabilidades; puede que no cambie las situaciones externas siempre; pero Él quiere que nosotros cambiemos interiormente, recibiendo Su gracia para vencer. Su gracia es suficiente para nosotros.

1 Pedro 5:5-6
5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo

No debemos tener problemas con el concepto de ser exaltados; no es un asunto de orgullo sino de posición. Estamos exaltados en Cristo, no por nosotros mismos.

Dios nos da el poder para ser exaltados sobre las cosas que nos afectan.

Dios resiste al soberbio y da gracia al humilde; debemos humillarnos para que Él nos exalte a su tiempo debido.

Hay una Conexión entre la gracia y el ser exaltado (en el buen sentido de la palabra). Así como Dios le dio a Pablo gracia; Él está interesado en que seamos exaltados por su gracia cuando somos humildes.

Su gracia es más grande que el poder de Satanás.

Podemos ser exaltados y mantenernos humildes porque sabemos que es la gracia de Dios la que nos colocó en esa posición.

Pablo se mantuvo victorioso en medio de los problemas de la vida; muchas personas piensan que tenía “mala suerte", pero era Satanás estaba ocupado tratando de hundirlo.

No importa la dificultad, no importa el problema, no importa el ataque; la gracia de Dios es suficiente para pararnos, mantenernos firmes, resistir el ataque y levantarnos con la victoria.

martes, 22 de mayo de 2012

La Gracia y las Obras

En las Epístolas a los Gálatas y de Santiago encontramos una aparente contradicción:

Gálatas 2:16
16  Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,  sino por la fe de Jesucristo,  nosotros también hemos creído en Jesucristo,  para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley,  por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.

Santiago 2:24
24  Vosotros veis,  pues,  que el hombre es justificado por las obras,  y no solamente por la fe.

¿Pablo y Santiago se están contradiciendo? Porque Lutero pensaba erróneamente que Santiago no debería estar en la Biblia; como dijimos nos encontramos ante una aparente contradicción.

Pablo está hablando de “las obras de la ley”; mientras que si vemos bien el contexto Santiago está hablando de las obras de la fe; dos cosas diferentes.

Santiago 2:14-26
14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz,  calentaos y saciaos,  pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo,  ¿de qué aprovecha?
17 Así también la fe,  si no tiene obras,  es muerta en sí misma.
18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe,  y yo tengo obras.  Muéstrame tu fe sin tus obras,  y yo te mostraré mi fe por mis obras.
19 Tú crees que Dios es uno;  bien haces.  También los demonios creen,  y tiemblan.
20 ¿Mas quieres saber,  hombre vano,  que la fe sin obras es muerta?
21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras,  y que la fe se perfeccionó por las obras?
23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios,  y le fue contado por justicia,  y fue llamado amigo de Dios.
24 Vosotros veis,  pues,  que el hombre es justificado por las obras,  y no solamente por la fe.
25 Asimismo también Rahab la ramera,  ¿no fue justificada por obras,  cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto,  así también la fe sin obras está muerta.

Santiago no solo está enseñando que la fe efectiva es la actúa; sino que también le habla a aquellas personas que solo consienten mentalmente pero en las que no hay evidencia de fruto en sus vidas.

Pablo le está hablando a otro tipo de gente completamente diferente. Eran personas que había sido seducidas por los judaizantes y se habían atado a las reglas y obras de la ley. Ahora querían usar las obras como el medio de su salvación en lugar de la fe en Jesucristo.

Las obras deben seguir a la salvación, no la salvación a las obras.

Santiago trata con las obras como resultado de la salvación; y Pablo trata con el peligro de intentar obtener la salvación como resultado de las obras.

Pablo nos lo pone más claramente en Efesios.

Efesios 2:8-10
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;  y esto no de vosotros,  pues es don de Dios;
9 no por obras,  para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya,  creados en Cristo Jesús para buenas obras,  las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

La salvación es por gracia, por medio de la fe; pero Dios preparó de antemano obras para que anduviésemos en ellas.

En el Nuevo Testamento encontramos diferentes clases de obras.

Hebreos 6:1
1 Por tanto,  dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo,  vamos adelante a la perfección;  no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas,  de la fe en Dios.

Hay ciertas clases de obras de las que debemos arrepentirnos, como las obras muertas (las obras con las cuales tratábamos de justificarnos ante Dios) y las obra malas (pecados).

La gente trata de justificarse por medio de la ley en lugar de aceptar el regalo de salvación que Dios da por medio de Cristo.

Hebreos 10:24
24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.

En Hebreos 6 vemos que hay un tipo de obras del que debemos arrepentirnos y otro tipo de obras que debemos estimularnos ha hacerlas.

No hablamos de obras que causan la salvación; hablamos de obras que se producen como resultado de la salvación.

Tito 2:11-12
11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
12 enseñándonos que,  renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos,  vivamos en este siglo sobria,  justa y piadosamente.

Una vez que hemos nacido de nuevo la gracia nos enseña a renunciar al pecado y a los deseos mundanos para vivir en este mundo de una manera sobria, justa y piadosa.

Tito 3:3-8
3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos,  rebeldes,  extraviados,  esclavos de concupiscencias y deleites diversos,  viviendo en malicia y envidia,  aborrecibles,  y aborreciéndonos unos a otros.
4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador,  y su amor para con los hombres,
5 nos salvó,  no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,  sino por su misericordia,  por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
7 para que justificados por su gracia,  viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
8 Palabra fiel es esta,  y en estas cosas quiero que insistas con firmeza,  para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras.  Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.

Dios nos justificó por su gracia y nos sacó del mundo de pecado en cual vivíamos, ahora que somos nuevas criaturas debemos ocuparnos de hacer buenas obra.

Las obras buenas no son requisitos para nuestra salvación, la cual es por gracia; son el resultado de haber nacido de nuevo.

sábado, 5 de mayo de 2012

La Gracia y la Ley


Dios dio la ley para mostrar que no hay lugar para traspasarla, por lo que no tenemos excusa.

Pablo estaba vivo en una época; cuando era un niñito. Los niños judíos eran entrenados diligentemente en la memorización de las Escrituras desde muy temprana edad. Luego con el conocimiento de la ley venía el resultado del pecado, la muerte espiritual.

La naturaleza de pecado está en uno, pero no somos responsables sino hasta que llegamos a la edad de la conciencia; que puede variar de niño en niño.

La ley es santa; no hay nada malo en ella, el mal se encuentra en nosotros. La ley no provee soluciones, lo único que hace es mostrarnos el problema.

Gálatas 3:17-22
17 Esto,  pues,  digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo,  la ley que vino cuatrocientos treinta años después,  no lo abroga,  para invalidar la promesa.
18 Porque si la herencia es por la ley,  ya no es por la promesa;  pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.
19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.
20 Y el mediador no lo es de uno solo;  pero Dios es uno.
21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios?  En ninguna manera;  porque si la ley dada pudiera vivificar,  la justicia fuera verdaderamente por la ley.
22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado,  para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

La ley fue añadida debido a las transgresiones hasta que la semilla viniese. La ley magnifica el problema para que cuando la solución venga podamos recibirla.

Gálatas 3:23-25
23  Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
24  De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
25  Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo.

La ley ha sido un ayo que nos ha llevado a Cristo.

La Biblia Expandida de Fe lo dice de esta manera:

Gálatas 3:24
24 Dicho de otro modo: la Ley mosaica fue nuestro tutor (pedagogo, guía, ayo) para conducirnos a Cristo, que vino a hacernos justos delante de Dios por medio de la fe.

El término griego que se usa aquí es paidagogós, en español, pedagogo. El pedagogo era un esclavo cuya función era encargarse del cuidado general de un niño de entre 6 y 16 años. Estaba encargado de la conducta exterior, la supervisión moral del niño y se encargaba de él cada vez que salía de casa, por ejemplo, cuando iba a la escuela.

Esta fue la función de la ley, se encargaba de nuestra conducta exterior y supervisión moral mientras venía Jesús.

1 Timoteo 1:8
8  Pero sabemos que la ley es buena,  si uno la usa legítimamente.

La ley es buena cuando se usa de manera apropiada.

Santiago 2:10
10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

Pero también es inútil como un medio para tratar de justificarnos delante de Dios. Con la ley es todo o nada. Uno puede confiar en su resultado de fracasos en cumplir la ley, o en la gracia de Cristo.

La ley se basa en lo que podemos hacer por nuestras fuerzas; la gracia se basa en lo que alguien hizo por nosotros. La ley fue dada para mostrarnos que necesitamos ser justificados. La ley nos dice: “Tú tienes que ser de este tamaño para pararte delante de Dios”, el problema es que ninguno llega a alcanzar ese tamaño.

Es como cuando estamos sucios, el vernos en el espejo no provoca el problema, solo lo refleja. No nos muestra cómo resolverlo sino cual es el problema. Debemos usar agua y jabón para limpiarnos.

Las ceremonias de la ley eran incapaces de salvar al hombre porque eran solamente sombras. Es como la sombra de un avión cruza sobre nosotros, no puede dañarnos porque no tiene substancia. Para que haya una sombra en algún lugar debe existir un objeto y luz para reflejarlo. La sombra solo es reflejo del objeto. La sombra nos indica que no muy lejos hay un objeto; la sombra por sí misma no puede hacer nada. La sombra de un vaso con agua no puede calmar nuestra sed, pero puede alegrarnos porque significa que cerca hay un vaso de agua, que es el objeto.

Colosenses 2:16-17
16 Por tanto,  nadie os juzgue en comida o en bebida,  o en cuanto a días de fiesta,  luna nueva o días de reposo,
17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir;  pero el cuerpo es de Cristo.

Pablo está hablando de ceremonias que son sombras de las cosas que están por venir. Cristo trajo la substancia de las cosas que el Antiguo Testamento proveía como sombras.

Hebreos 10:1
1 Porque la ley,  teniendo la sombra de los bienes venideros,  no la imagen misma de las cosas,  nunca puede,  por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año,  hacer perfectos a los que se acercan.

La ley es una sombra, no la imagen misma de las cosas, no la substancia ni el objeto, por eso es que no puede hacernos perfectos. Tenía sacrificios que se repetían anualmente que eran sombra del sacrificio de Jesús. El tabernáculo que era la sombra de la obra de Cristo en nosotros. Todo era una sombra de lo que estaba por venir.