jueves, 21 de enero de 2021

DIOS NO ESTÁ EN UNA CACERÍA DE PECADOS - Joseph Prince

DIOS NO ESTÁ EN UNA CACERÍA DE PECADOS

Porque no nos asignó Dios para ira, sino para alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
1 Tesalonicenses 5: 9

Cuando piensas en Sodoma y Gomorra, ¿qué te viene a la mente? ¿La ira de Dios y el juicio ardiente? La verdad es que Dios no estaba decidido a juzgar a la gente de Sodoma y Gomorra. No estaba en una búsqueda del pecado. ¡Estaba, de hecho, en una búsqueda de justicia!

Esto es evidente porque si Dios estuviera en la búsqueda del pecado, no habría permitido que nadie lo detuviera. Pero sabemos que le dijo a Abraham lo que estaba a punto de hacer e incluso permitió que Abraham le suplicara.

Abraham le preguntó a Dios si destruiría Sodoma si podía encontrar 50 personas justas allí. La respuesta de Dios fue: "Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo el lugar por amor de ellos" (Génesis 18:26). Entonces Abraham le preguntó a Dios si destruiría la ciudad si solo había 45… 40… 30… o 10 justos. Y cada vez, la respuesta de Dios fue que perdonaría el lugar por el bien de los justos.

Abraham se detuvo en 10. Si hubiera bajado a un solo hombre justo, creo que la respuesta de Dios habría sido la misma porque estaba en la búsqueda de la justicia.

Ahora, si Dios no estaba decidido a destruir entonces, ¿cuánto más hoy, cuando Dios ya ha juzgado nuestros pecados en el cuerpo de Su Hijo? En la cruz, Jesús agotó todos los juicios de fuego de Dios hasta que no quedó más fuego de la ira de Dios para nosotros.

Hoy, Dios no nos juzga por nuestros pecados porque ha encontrado la justicia de un solo Hombre: Cristo Jesús. Así que no dejes que nadie te diga que Dios te juzga por tus pecados y te castiga con cáncer, accidentes automovilísticos, fracasos comerciales o quebrantamiento. Dios sería injusto si castigara los mismos pecados dos veces: en el cuerpo de Jesús y luego en el tuyo.

Amado, Dios no quiere juzgarte, sino bendecirte hoy, no porque te lo mereces, ¡sino porque Jesús fue juzgado y castigado en tu lugar!



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