Capítulo 2
Mitos y Verdades de la Guerra Espiritual
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,
Sino, contra principados, contra potestades,
Contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,
Contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Efesios 6:12
La Verdad Acerca del Padre de las Mentiras
Muchas cosas se han escrito acerca de la guerra espiritual. Algunas son mitos, otras son verdad. Veamos algunas de ellas para que sepamos cómo resistir victoriosos. Primero y principalmente, tienes que saber que hay un diablo. ¡Hay algunos cristianos que no creen que el diablo es real! Ellos no creen que exista. Algunas personas tratan de decirnos que el diablo no es real al decir: “Oh, eso es sólo poesía imaginaria de la Biblia”.
En el otro extremo, ¡hay cristianos que creen que el diablo puede hacer todo y cualquier cosa! Ellos creen tanto en el diablo que piensan que está activo en sus vidas todo el tiempo.
Déjame decirte la verdad. El diablo no tiene los mismos atributos que Dios. Dios es omnisciente o todo lo sabe. El diablo no. Él, ni siquiera sabía que Jesús ganaría una gran victoria a través de la cruz. De hecho, él maquinó para poner a Jesús en la cruz. ¡Si él hubiera sabido que la cruz significaría su derrota, no hubiera crucificado al Señor de la gloria! (1 Corintios 2:8).
Así que el diablo no puede saber todas las cosas. Y no puede leer tu mente. Él no sabe qué es lo que estás pensando hasta que abres tu boca. Si estás temeroso, él no lo sabe hasta que abres tu boca y lo confiesas. Él sólo puede decir lo que hay en tu mente y en tu corazón por lo que sale de tu boca. ¡Así que cuida tu boca! ¡Cuida lo que confiesas! Segundo, al contrario de Dios, el diablo no es omnipotente. Él no es todo poderoso. ¿Sabes que el diablo no quiere que leas este libro? ¡Él detesta cuando tú oyes la Palabra de Dios porque la Palabra te recuerda a ti y a él acerca de su derrota! ¿Puede él detenerte de leer este libro? Bueno, tú estás leyéndolo ahora mismo, ¿verdad? ¡Felicidades!
Si el diablo es todo poderoso, como algunos cristianos lo han hecho, entonces él también podría hacerte dejar de ir a la iglesia. De hecho, podría detenerte de recibir a Cristo. Pero el hecho de que has sido salvo muestra que él no es todo poderoso. Ahora bien, si realmente él es todo poderoso, ¿no te habría matado hace tiempo atrás?
No, el diablo no es omnipotente. 1 Pedro 5:8 dice: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Nota que dice: “buscando a quien devorar”. Esto nos dice que él no puede devorar simplemente a quien él quiera—él no es todo poderoso.
También la Biblia lo llama mentiroso (Juan 8:44). Piensa acerca de esto: ¿Por qué necesita el diablo mentir si él tiene todo el poder para hacernos lo que quiera a nosotros? Las personas mienten cuando no tienen el poder para que las cosas sucedan. Las personas que no tienen poder tienen que mentir o dar la impresión de que ellos tienen poder. Mi amigo, Cristo ha derrotado al diablo y lo ha desarmado (Colosenses 2:15). El único “poder” o arma que él tiene contra ti son sus mentiras.
Tercero, el diablo no es omnipresente o estar en todas partes todo el tiempo. Sólo Dios es omnipresente. Tú podrías decir: “Bueno, Pastor Prince, anoche tuve un ataque terrible de Satanás en mi casa”. Amigo, probablemente no es Satanás. No te adules a ti mismo. Probablemente Satanás estuvo anoche buscando a alguien como Billy Graham. Cuando Jesús estuvo en la tierra, fue el mismo Satanás quien personalmente atendió a Jesús. ¿Por qué? Porque tú y yo sabemos que no podemos confiar en nuestros subordinados en las tareas más importantes. Es por eso que te estoy diciendo que probablemente no fue Satanás quien te atacó anoche, pero sí algunos de sus espíritus malvados. Él no puede estar en todas partes todo el tiempo, atacando a cualquiera que él quiera.
Es importante que comprendamos que Dios nos ha dado recursos para imponer la derrota del diablo. El diablo una vez tuvo cierta medida de poder, pero todo el poder que tuvo fue despojado de él por la cruz. Colosenses 2:15 dice: “y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. ¿Quién destruyó el poder del diablo? ¡Jesús lo hizo! ¿Quién “descolmilló” al diablo? ¡Jesús lo hizo! 1 Pedro 5:8 dice: “el diablo anda como león rugiente, buscando a quién devorar”. Pero, ¡no te olvides que ya no tiene más dientes! Por esa razón es que ruge—para asustarte. ¡Algunos cristianos están tan llenos de miedo que le permiten que el diablo, con sus encías, se los coma hasta la muerte!
Dios no necesitas que derrotes al diablo, porque Jesús ya lo derrotó.
El Acercamiento Correcto te Deja Firme
La manera en que te acercas a la guerra espiritual es muy importante. Si entras tratando de ganar una batalla que ya ha sido ganada por Cristo, entonces esta es una forma de auto-justicia. Así que tu acercamiento debe de ser de estar en pie en la victoria que Cristo ya ha ganado por ti.
Hay algunos cristianos que están tratando de derrotar al diablo. Ello piensan para ellos mismos: “Bueno, tú sabes, Dios me ha puesto para derrotar al diablo.” Mi amigo, esta es una forma de orgullo. Dios no necesita que derrotes al diablo porque él ya ha sido derrotado. ¿Quién lo derrotó? ¡Jesús lo hizo! Y Él te da la victoria. Tu parte simplemente es creer y estar firme, en victoria.
Esta es la razón por la que encuentras la palabra “firme” cuatro veces en Efesios 6. Versículo 11 dice: “…firmes contra las asechanzas del diablo”. Versículo 13 dice: “…resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”. Y versículo 14 dice: “Estad, pues, firmes…”. Cuatro veces en este pasaje, el Espíritu Santo nos dice que debemos de estar “firmes”. ¡Estamos tan firmes, firmes, firmes y…firmes! Así que, cuando tomas parte en la guerra espiritual a la manera de Dios, debes de permanecer firme.
¿Qué significa en realidad estar “firmes”? ¿Has visto alguna vez las clásicas escenas de tiroteos en las películas de vaqueros? Ya conoces la típica escena: Dos tipos parados solos. Entonces, caminan alejándose lentamente uno de otro en la calle principal del pueblo. ¡De pronto, ambos sacan sus pistolas, se voltean y… bang! Por un segundo, nadie sabe quién ha sido herido. Entonces, uno de ellos cae al polvo y el otro tipo se mantiene en pie. El tipo que se mantiene en pie es el victorioso. Mi amigo, si enfrentas la guerra espiritual a la manera de Dios, ¡entonces tú serás el que permanecerás en pie también!
Es lo mismo en las películas japonesas de samuráis. Dos tipos se enfrentan con sus espadas. Se acercan y golpean sus espadas en un duelo a muerte. De improviso, ves que un tipo acuchilla al otro, pero no sabes quién cortó a quién porque se movieron muy rápido. Un tipo está mirando para un lado, y el otro está mirando en la dirección opuesta. Están parados ahí por un tiempo, y por un momento no sabes quién ganó. ¿Es el tipo bueno o el malo? De repente, el tipo malo sonríe como si hubiera ganado. Pero entonces, ves sangre escurriendo por un lado de su boca. Él cae al suelo. Él ha perdido el duelo. ¡El tipo bueno triunfa otra vez!
El punto es que el que permanece en pie siempre es el victorioso. Dios quiere que tú permanezcas en pie. Él mencionó la palabra “firme” cuatro veces en Efesios 6:11-14. Ahora, estar firme significa que no tienes que pelear. Así que no pelees, está firme. Estar firme significa que ya has ganado. La victoria ya es tuya. ¿Quién te dio la victoria? ¡Jesús lo hizo!
Convoca al Fanfarroneo del Diablo
La Biblia dice en Efesios 1:3 que ya tenemos todas las cosas en Cristo—“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Así que la táctica número uno del diablo es hacerte creer que no tienes las cosas que ya tienes. Vamos a decir que tú estás creyendo en Dios para bendiciones financieras en tu vida. Necesitas pagar tu casa y el préstamo de tu carro. Miras al balance de tu cuenta de banco y dices: Es tan patético”. El diablo viene y te ataca al decirte: “Sí, es patético. No tienes muchos recursos económicos. De hecho, tú tampoco tienes esto, ni aquello…”
¿Qué deberías de responderle? Deberías convocar su fanfarroneo. Así que dices: “No estoy tratando de ser rico. Soy rico. ¡En Cristo, soy rico! ¡En Cristo, tengo todas las cosas!”. Recuerda las promesas de Dios en Filipenses 4:19—“Mi Dios, pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. No importa si has sido cesado. ¿Por qué? Porque Dios es el que suple. Y Él lo hace conforme a Sus riquezas en gloria, no conforme al estado de la economía. Así que Él te suplirá un mejor empleo, un mejor pago. Ningún hombre sobre la tierra es tu fuente de provisión. El hombre solamente te hará más pobre. No, Dios es tu fuente de provisión y Él suple conforme a Sus riquezas en gloria.
Mi amigo, en realidad no importa cuánto tienes en el banco. Eres rico porque estás en Cristo. Y mientras más necesites, descubrirás que la provisión estará ahí si crees que eres rico en Cristo. Es lo mismo con la sanidad. El diablo tratará de atacarte con síntomas en tu cuerpo. Tratará de poner dolor en tu cuerpo o sentirte fatal en ciertas áreas de tu cuerpo. Tratará de hacerte sentir débil y te hará pensar que te estás enfermando. Su meta es hacerte creer que ya no tienes tu sanidad. ¿Cuál debe de ser tu respuesta? Otra vez, debes convocar su fanfarroneo aquí y allá. Dile a él: “¡No! ¡No trato de ser sanado, estoy sanado! Ya estoy en terreno victorioso que Jesús me dio. ¡Tengo sanidad! ¡Y tú no te lo llevarás!
No Pelees por la Victoria, Pelea Desde la Victoria
Se hace un mundo de diferencia cuando entras a la guerra espiritual con el conocimiento de que se te ha dado la victoria. Esa es la manera que Dios quiere que tú “pelees”. No estás peleando por la victoria, estás peleando desde la victoria. Si piensas que no eres sanado y dices: “Debo persuadir a Dios para que me sane. ¡Oh, Dios, por favor, sáname!”, entonces en realidad has caído desde tu altura. Has caído directamente en las manos del diablo. Él quiere que pienses que no tienes aquello que ya Dios te ha dado. Así que debes de convocar su fanfarroneo. Dile: “¡No, diablo! ¡Yo tengo la victoria!”
Ahora bien, él puede responder al decirte: “Si la tienes, ¿entonces cómo es que te viene ese dolor o aquel dolor?”. Bueno entonces, tú declaras, “En Cristo la tengo, diablo. Esto es solo temporal. Tus palabras son mentiras. No estoy tratando de ser sanado. ¡Soy sanado!”. Haz esto y descubrirás que esos síntomas que estás experimentando se irán en el poderoso nombre de Jesús.
Pero si caes en su trampa y dices: “Bueno, creo que no soy sanado. Siento aquel dolor, y siento aquella debilidad. ¡Oh, Dios, por favor sáname!” entonces cediste tu altura. ¿Por qué? Porque ahora tú estás peleando por la victoria, en lugar de estar peleando desde la victoria. Hay una gran diferencia entre estas dos.
El Amo del Engaño
Efesios 6:11 dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. ¿Cuáles son las “asechanzas” del diablo? Son sus mentiras y decepciones. Recuerda, Cristo lo ha despojado de su poder, así que él ha recurrido a embaucarte. Él te ha hecho creer que no tienes lo que Dios ya te ha dado, cuando en realidad Dios ya te ha dado todas las cosas en Cristo. Y porque él no es poderoso, él te engañará usando tu propio poder contra ti mismo. El diablo es el amo embaucador, el padre de mentiras (Juan 8:44).
Dios les dio todas las cosas a Adán y a Eva en el Jardín del Edén. Sin embargo, el diablo les señaló el único árbol el cual dios les había dicho que no comieran de él. El diablo les hizo sentir a ellos como que se estaban perdiendo de algo.
Hombre, puedes estar casado con la mejor mujer del pueblo, sin embargo el diablo puede hacerte creer que no tienes todo lo que realmente necesitas. Puedes estar viviendo en un hogar hermoso, sin embargo el diablo puede engañarte pensando que necesitas un mejor hogar. Él siempre te hará pensar que no tienes lo suficiente o que no tienes lo que ya Dios te ha dado. Esta es la razón por la que es el padre de mentiras.
No Compres las Mentiras del Diablo
Déjame decirte otra historia que ilustrará mi punto. Una noche, un tipo se paseó en un pequeño pueblo. Caminó directo al jefe del pueblo y declaró: “Tengo una piedra mágica la cual puede hacer que todas las cosas sean perfectas. Por ejemplo, si pones esta piedra en tu comida, sabrá deliciosa”.
El jefe estaba muy emocionado: “¿De verdad?” preguntó. “Seguro”, dijo el hombre. “Señor, ¿Puedo tener esta piedra?” preguntó el jefe. “Te diré lo que voy a hacer”, dijo el hombre. “Normalmente, no permito que las personas usen mi piedra, pero haré una excepción contigo. Pero debes prometerme que seguirás mis instrucciones.” El jefe estuvo de acuerdo.
Así que el hombre le dijo al jefe que preparara ciertos ingredientes. Entonces, él dijo: “Toma esta gallina y aquel conejo, y mézclalos con papas, zanahorias y cebollas. Añade estas especias y aquellas hierbas, y lanza mi piedra dentro del caldero. Finalmente muévelos sobre un pequeño fuego por una hora.”
Cuando la comida estuvo lista, el jefe la probó. “¡Caramba, esto está delicioso!” dijo. La familia del jefe y todos los pueblerinos probaron la comida. Invitaron al hombre a comer también. Todos comieron de la comida hasta que quedaron satisfechos.
Cuando hubieron terminado, el jefe le dijo al hombre, “Disculpe, señor, pero ¿podría, por favor, tener la piedra?”
“Con el debido respeto”, replicó el hombre, ¿no ha sido suficiente con que yo lo haya dejado usar mi piedra en su comida? ¿Y ahora quiere que yo le permita tenerla?
“Sí, me gustaría comprársela a usted” dijo el jefe. “Bien”, dijo el hombre, poniendo su brazo alrededor del jefe, “Usted me agrada, jefe, así que se la venderé”. El jefe estaba alborozado y le ofreció una gran suma de dinero por la piedra.
¡Este hombre ya había comido una gran comida a expensas de los pueblerinos y ahora, también le habían ofrecido dinero!
A la mañana siguiente, tomó el dinero y dejó el pueblo. Hacia el anochecer, llegó a otro pueblo. Pero antes de entrar al pueblo, escogió otra piedra de la orilla del camino, la levantó y ¡entró al pueblo buscando al jefe!
¿Cuántos de ustedes saben que este hombre era simplemente un buen cocinero que recibió cada día una comida gratis, una cama donde dormir y un poco de dinero fácil? El diablo trata de hacer lo mismo contigo y conmigo. Aun cuando todas las cosas ya se te han sido dadas, él te hace pensar que todavía necesitas algo más.
¿Quién es tu Verdadero Enemigo?
Efesios 6:11 dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. ¡El diablo es muy, muy astuto! El versículo 12 añade: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Mi amigo, hay una jerarquía en los poderes de las tinieblas. Hay niveles de poder en el reino espiritual. Hay un demonio jefe y tiene sus subordinados. Hay un demonio “jefe-gangster”, y hay demonios “gangster”. Así es como es en el reino de las tinieblas. Si estás empezando a sentirte un poco temeroso ahora mismo, ¡No lo hagas! No debemos de preocuparnos por estos poderes de las tinieblas porque Dios nos ha dado Su armadura para protegernos de sus asechanzas y ataques. Nota que la primera frase del versículo 12 dice que: “Porque no tenemos lucha contra carne ni sangre…” sino contra poderes de las tinieblas.
Si eres un creyente, necesitas despertar y darte cuenta de esto. Tu batalla no es contra tu jefe en el trabajo. Podrías decir: “Pastor Prince, mi jefe es el problema. Por alguna razón, él está sobre mí todo el tiempo. ¡Hago todo bien, voy la segunda milla, trabajo tiempo extra y aun así no le agrado!”. Escucha, si este es el caso, su desagrado hacia ti probablemente sea sobrenatural. ¿Así qué haces? Para empezar, no lo odies. En lugar de eso, ámalo y perdónalo. Si vas a atacar a alguien, ataca al diablo en el nombre de Jesús. Tu lucha no es contra carne ni sangre. No es con tu jefe. Tu lucha es con los poderes de las tinieblas que están detrás de él.
He visto parejas riñendo en frente de mí. Ahora bien, puedes solamente mirar la situación en lo natural y tratar de encontrar quién está fallando. Pero así es como yo respondo: Yo digo: “¡En el nombre de Jesús, yo ato el espíritu que está causando esta disputa!”. Descubro que después de un rato, la pareja deja de reñir y comienzan a besarse. Comienzan a hablarse amablemente.
Algunos años atrás, estuvieron circulando algunos correos electrónicos venenosos y difamatorios. Eran acerca de mí y de mi iglesia. El Señor me mostro que el diablo estaba tratando de detener mi ministerio y la efectividad de la iglesia para impactar más vidas. Verás, en realidad estábamos impactando la vida de muchas personas por la gracia de Dios. Así que pude ver que el diablo estaba tratando de detenernos. Un día, vine a conocer la identidad de uno de los escritores de estos mensajes. Pero mi corazón no estaba lleno de amargura contra la persona, porque sabía que mi lucha no era contra carne ni sangre, pero era contra los poderes de las tinieblas que estaban detrás de esta persona.
No vea a las personas como el problema. El problema no es la carne ni la sangre. En Daniel 10, Daniel había estado orando por un tiempo, y sin embargo, su oración parecía no tener resultados. De hecho, la respuesta a su oración no vino hasta 21 días después que comenzara a orar. En Daniel 10:12-13, vemos que un ángel se le apareció y le dijo a Daniel:
Entonces me dijo: Daniel no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.
Desde el primer día, Dios había oído la oración de Daniel y había enviado al ángel para darle a Daniel la respuesta. Pero el príncipe de Persia, un poder de los aires sobre Persia, detuvo al ángel de ir a Daniel. Tú sabes, fue tan solo en la última centuria que los ingleses comenzaron a llamar Irán a Persia. Hay un poder sobre Irán e Irak, porque estas naciones fueron conocidas alguna vez la antigua Babilonia. El problema no ha sido Saddam Hussein. Puedes matar a Saddam Hussein, pero otro “Saddam Hussein” se levantará en poder porque el verdadero poder es una fuerza demoníaca. Debemos entender que la respuesta está en la oración. Si los cristianos ataran este poder de las tinieblas, no sería capaz de operar.
Mi amigo, hay una guerra espiritual en marcha y no está manifiesto en el reino físico. Nuestro enemigo real no es de carne y sangre, y usa la mentira como su arma porque Cristo lo ha despojado de sus poderes. Ya estamos parados en terreno victorioso debido a la obra terminada de Cristo. ¡Y podemos permanecer en este alto terreno y estar firmes contra las asechanzas del diablo porque tenemos la armadura de Dios!
Extraordinario, bendiciones mas y mas.
ResponderEliminarAleluya gloria adiós
ResponderEliminarMuchas gracias por esta enseñanza la honrra y la gloria sea para Dios