Capítulo 9
La Oración
“orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu…”
Efesios 6:18
La última pieza de la armadura es la oración—“orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu…”. Tal como la espada de la Palabra de Dios, es un arma ofensiva. ¿Pero qué significa orar en el Espíritu? Significa orar en lenguas (1 Corintios 14:14). Si estás experimentando una temporada de maldad, mi ánimo para ti es este: Aprende a orar en el Espíritu constantemente. Si estás atravesando por un tiempo difícil, ora en lenguas cuantas veces puedas y dondequiera que vayas. Cuando te levantes en la mañana, ora en lenguas. Cuando conduzcas tu auto, ora en lenguas. Cuando viajes en tren, ora en lenguas, ¡pero hazlo para ti mismo o las personas te mirarán extrañamente!
¿Qué es lo que hace tan especial orar en lenguas, especialmente cuando estás pasando un tiempo difícil? Bueno, orar en lenguas recargará tus baterías, como quien dice. La Biblia dice que hablando en lenguas provee descanso y te refresca (Isaías 28:11-12). Orar en lenguas te mantiene fluyendo con Dios (1 Corintios 14:2). Orar en lenguas te ayudará también emocionalmente (1 Corintios 14:4). Y, de acuerdo al psiquiatra cristiano, Carl R. Peterson MD, orar en lenguas por un período largo de tiempo te ayudará, incluso, a reforzar tu sistema inmune.
Déjame mostrarte algo más acerca de la oración en el Espíritu. ¿Has orado por algo, creyendo que pasará, y sin embargo, tienes que por la manifestación de la respuesta? Quiero mostrarte cómo orar en el Espíritu puede ayudarte a recibir la manifestación de lo que le estás creyendo a Dios.
En Marcos 11, vemos que Jesús vio un árbol de higo estéril, y Él lo maldijo. Ahora bien, los efectos de la maldición no fueron obvios enseguida. El árbol no se secó instantáneamente. No fue sino hasta el día siguiente que la Biblia registra que el árbol de higo se había marchitado como resultado de la maldición. ¿Qué sucedió entre la maldición y el marchitamiento? Bueno, cualquier cosa que haya sucedido, nos revelará lo que podemos hacer en el período entre la oración y ver su manifestación.
Mira en Marcos 11:12-14
Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.
Entonces, en la mañana del día siguiente, el versículo 20 nos dice: “Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces”. Así que, ¿qué pasó entre los versículos 14 y el 20? Bueno, esto es lo que pasó: Después de que Jesús maldijo al árbol de higo, Él fue a la ciudad de Jerusalén. Él fue al templo, y comenzó a sacar a los que estaban vendiendo y comprando en el templo. Él volteó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas. Y no permitía a nadie acarrear mercancía a través del templo.
En el versículo 17, Jesús dijo algo muy interesante:
… ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Más vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Desandemos nuestros pasos. Jesús está en camino a Jerusalén cuando Él pasó por la higuera y la maldijo. Entonces, Él fue a la ciudad de Jerusalén y volteó las mesas de los cambistas en el templo. Dejó el templo y permaneció toda la noche fuera de la ciudad. Al día siguiente, Jesús y Sus discípulos pasaron la higuera otra vez. ¿Qué vieron? Vieron que la higuera estaba seca desde la raíz.
Mientras esperas por la manifestación de tu milagro, permanece en oración.
¿Qué hizo Jesús entre la maldición y el marchitamiento de la higuera? Él limpio el templo y la restableció como la casa de oración. Mi amigo, lo que Jesús nos está mostrando es que después de que hemos orado sobre alguna situación, mientras esperamos la manifestación de nuestro milagro, debemos de mantenernos en oración. Si no ves que nada pasa, no te preocupes. Solo mantente orando en el Espíritu. Haz de tu cuerpo una casa de oración, ¡y eventualmente verás que todo el problema se marchitará y morirá!
Mantente orando en el Espíritu, y abundará en ti mayor fuerza, salud, vigor y vida.
Si estás experimentando una enfermedad en tu cuerpo, sabes que una vez que se ofrece una oración, tu enfermedad es destruida desde la raíz. Es como si usaras hierbicida en tu jardín. El hierbicida no hace que la hierba se vuelva café y muera inmediatamente. Pero en el momento en que se vierte, el problema se tratará hasta la raíz. Aunque pueda tomar un tiempo para que la hierba se vuelva café y muera completamente, en realidad la muerte empezó en el momento en que el herbicida fue vertido. En el momento en que maldecimos la enfermedad o el tumor, muere desde la raíz. Pero la manifestación de la completa sanidad sólo podrá verse más tarde.
Expulsa A Los Ladrones De Tu Templo
Así que, entre la maldición de la higuera y la manifestación visible de la maldición al día siguiente, Jesús limpió el templo en Jerusalén. En Juan 2:19, Jesús se refiere a Su cuerpo como el templo al decir: “Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré”. Hoy día, ¿qué o quién es el cuerpo de Cristo? Nosotros, la iglesia, y Su cuerpo. Y nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo. En 1 Corintios 6:19, el apóstol Pablo dice que: “vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros”.
Así es que, cuando ores en el Espíritu mientras esperas la manifestación de tu milagro, Dios está removiendo a “los ladrones” de tu templo. ¿Qué están haciendo estos ladrones? Ellos están robando la salud, el vigor un la vida de tu cuerpo. Estos ladrones han estado robando a muchos de nosotros porque muchos de nosotros no vemos a nuestros cuerpos como templos del Espíritu Santo. Y cuando fallamos en comprender esto, también fallamos para mantener nuestros cuerpos como casas de oración. Pero si nos despertamos, y comenzamos a tratar a nuestros cuerpos como templos del Espíritu Santo y casas de oración, nuestros cuerpos no pueden permanecer o llegar a ser cuevas de ladrones.
Mi amigo, si permites que el diablo acampe alrededor de tu cuerpo, te robará la salud y la fuerza. En Juan 10:10, Jesús dice: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir…”. Él robará tu salud al destruir tus órganos o tus extremidades con enfermedades. Tienes una opción. Ya sea que tu cuerpo sea una casa de oración o se convierta en una cueva de ladrones. Escoge hacerlo una casa de oración, ¡orando en todo tiempo en el Espíritu!
Cuando oras en el Espíritu, es como si estuvieras fumigando tu cuerpo. Expulsa a todos los ladrones de tu cuerpo. En el Antiguo Testamento, el incienso era usado en el templo de Dios. El incienso, supuestamente, aleja a las serpientes, escorpiones y reptiles. De igual manera, permite que el incienso del Espíritu Santo expulse a los ladrones de tu cuerpo a medida que oras en lenguas. Así es como manifiestas tu sanidad.
Mientras menos ores en el Espíritu, tu cuerpo llega más a ser una cueva de ladrones. Comienzan a llegar en pequeños números, algunos aquí, otros allá, pero pronto, estarán en todos lados y te encontrarás en problemas. Ahora bien, otros cristianos pueden imponer las manos sobre ti en fe para expulsar a los ladrones, pero la mejor manera es la prevención. Sólo mantente orando en el Espíritu para mantener a tu cuerpo libre de ladrones, y abundará en ti mayor fuerza, salud, vigor y vida.
Pablo nos recuerda en 1 Corintios 6:18-20 que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo:
Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Si realmente crees que tu cuerpo es templo del Espíritu Santo, ¿desearías cometer adulterio? ¿Permitirías que los ladrones acampen ahí? Cree en lo que dice 1 Corintios 6:18-20 y reconoce que tu cuerpo es templo del Espíritu Santo, y tratarás a tu cuerpo de la manera en que debe de ser tratado. Tu cuerpo ya no te pertenece, es del Espíritu Santo.
Mientras esperas para que se manifieste tu sanidad, mientras continuas creyendo a Dios para la manifestación de tu milagro, no puedes permitirte no estar orando en el Espíritu. Algunos de ustedes podría aún preguntar: “¿Qué tiene esto que ver con orar en el Espíritu, Pastor Prince?” Tu cuerpo es templo del Espíritu Santo. Su lenguaje de oración es un lenguaje espiritual. En Romanos 8:26, vemos que el Espíritu Santo nos ayuda a orar:
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
¿Cuál es nuestra debilidad aquí? Es que “qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos”. Por ejemplo, podrías estar atravesando un proceso y no saber cómo o qué deberías de pedir en oración. Pero el Espíritu te ayuda al orar a través de ti. Él ora a través de ti con gemidos, con lenguas—ese es Su lenguaje, y Sus oraciones son oraciones perfectas. ¡Alabado sea Dios porque el Espíritu Santo vino para ayudarnos en nuestras debilidades! Así que orar en el Espíritu es Su manera de ayudarnos a superar nuestras debilidades, y manifestar aquello por lo que hemos estado orando.
Alguno de ustedes ha sido robado. Ya has tenido esta revelación antes, pero en algún lugar del camino, el diablo ha detenido el fluir de la oración en el Espíritu. Y la vida ha dejado de fluir de ti. En este punto, podrías preguntar: “Pastor Prince, ¿cuál es la mejor manera para empezar a fluir en vida y paz otra vez?”. La mejor manera para empezar los ríos de vida o los ríos de agua viva fluir otra vez, es orar en el Espíritu. En Juan 7:38-39, Jesús conecta el fluir de los ríos de agua viva con nuestro interior con el Espíritu Santo. Así que orando en el Espíritu activa este fluir de los ríos de agua viva en tu vida.
Si llegas a un lugar donde no sientes a Dios ya más, aunque Él está ahí, una de las mejores cosas que puedes hacer es comenzar a orar en lenguas. Cuando empiezas a orar en el Espíritu, podrías sentir como si sólo hubiera un pequeño arroyito dentro de ti, pero si insistes, ¡ese arroyo crecerá en ríos poderosos, rugientes y productores de vida, que no sólo te bendecirán a ti, sino también a otros!
El Rey Ezequías Limpió El Templo
En el Antiguo Testamento, vemos otro ejemplo de alguien limpiando el templo. 2 Crónicas 29 nos dice que el rey Ezequías limpió el templo. Por cierto, el rey Ezequías fue un buen rey, un rey justo, un rey de Dios. El versículo 3 dice: “En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, las reparó”. ¿Por qué hizo eso? Bueno, en 2 Crónicas 28:22-24, vemos que el rey anterior, Acaz, había cerrado las puertas del templo:
Además el rey Acaz en el tiempo que aquél le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová; porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré sacrificios a ellos para que me ayuden; bien que fueron estos su ruina, y la de todo Israel. Además de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas de la casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén en todos los rincones.
Avancemos al capítulo 29 otra vez, donde vemos que la primera cosa que hizo Ezequías fue abrir las puertas del templo. Aquí, quiero darte una ilustración de cómo la oración puede reparar tu cuerpo. 2 Crónicas 29:16 dice:
Y entrando los sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, el atrio de la casa de Jehová; y de allí los levitas la llevaron fuera al torrente de Cedrón.
El versículo 17 continúa diciendo:
Comenzaron a santificarse el día primero del mes primero, y a los ocho del mismo mes vinieron al pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y en el día dieciséis del mes primero terminaron.
De igual manera, la reparación de tu cuerpo, la cual, hoy en día, es la casa del Señor, comienza con: la “puerta” es abierta. ¿Qué es la “puerta” en tu cuerpo? Es tu boca. David dijo en el Salmo 141:3 “Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios”.
Así que cuando abres tu boca y oras en el Espíritu, tu cuerpo comienza a ser reparado desde adentro. Dentro de la “casa”, las lámparas están encendidas. Dentro de unos cuantos días, habrá vida a lo largo de toda la casa. Y llegará al vestíbulo de la casa, eso es, el porche, que quiere decir la parte exterior del cuerpo. Cuando eso pasa, verás señales visibles de la reparación de tu cuerpo, ¡la manifestación de tu sanidad!
Los hombres del rey Ezequías comenzaron reparando y limpiando el templo desde adentro hacia afuera. ¿Cómo limpias las cosas? Lo haces con agua. El agua es un limpiador maravilloso. ¿Cómo limpias el templo del Espíritu Santo o la casa del Señor, la cual es tu cuerpo? Lo haces con los ríos de agua viva. Mientras más ores en lenguas, más abertura le das a los ríos de agua viva dentro de ti. Mientras más ores en el Espíritu, los ríos de agua vivía empujarán todos los desechos, limpiando tu casa.
Ahora bien, la limpieza podría no estar realizada durante la noche, pero será terminada si perseveras. Comienza dentro de ti y se extiende hacia afuera hasta que veas señales visibles de tu milagro. Tú sabes, cuando ellos empezaron a limpiar el templo desde adentro, nadie de afuera pudo ver lo que estaba pasando adentro. Tomó un tiempo antes de que pudieran ver limpieza en el exterior. Tomó un tiempo antes de que el templo fuera limpiado tanto adentro como afuera.
No Permitas Que El Diablo Cierre Tu Boca
¿Qué nos enseña esto acerca de nuestras propias vidas? Nos muestra que la primera cosa que debemos de hacer es abrir las puertas de nuestros templos. Aprendimos que la puerta es nuestros labios o nuestras bocas. El Salmo 141:3 dice: “Pon guarda a mi boca…”. ¿En todos los ataques del diablo contra ti, ha logrado cerrar tu puerta? ¿Está la puerta de tu templo cerrada?
Podrías estar en una situación en la cual los ríos han dejado de fluir en tu vida. Esto ha permitido que los ladrones estén robándote. Sientes que no tienes poder para resistirlo. Mirando hacia atrás, podrías recordar que hubo un tiempo cuando permitiste que los ríos dentro de ti se soltaran. Caminabas en fe. Si estabas enfermo, sabías que te mejorarías. Pero en alguna parte del camino, el diablo logró cerrar tu boca. Él logró cerrar tu puerta.
El que habla en lenguas se construye y repara a sí mismo.
No me interesa cuál fue la razón, pero tu boca estaba atascada. Un demonio espiritual llamado Acaz cerró la puerta. Pero como el rey Ezequías, ¡abre la puerta otra vez! ¡Estás eliminando todos tus desechos y los ladrones con los ríos de agua viva por la oración continua en el Espíritu!
No es de extrañar que en el día del Pentecostés, la primera cosa que hizo Dios fue abrir las puertas. Hechos 2:4 establece: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Una vez que el Espíritu Santo los hizo templos vivientes, Dios los hizo casas de oración y poder. Pedro predicó un poderoso sermón y 3,000 personas fueron salvadas.
También en 1 Corintios 14:2, vemos que “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios”. No es de extrañar que el diablo quiera detenerte de abrir la puerta. No es de extrañar que el diablo quiera detenerte de hablar en lenguas. ¡Porque tú no les estás hablando a hombres, tú le estás hablando a Dios! el hombre no entiende lo que estás diciendo. Tú mismo, un hombre, tampoco entiendes. Pues no es por tu estimulación intelectual. Es por Dios.
Ahora bien, algunos de ustedes que le encantan confiar en sus mentes para tomar decisiones y para analizar las cosas, podría no ver el valor de la oración en lenguas porque el lenguaje no tiene ningún sentido. Para ti, el mayor problema es tu mente—necesitas entender con tu mente antes de aceptarlo. Pero 1 Corintios 14:14 dice: “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”. Así que tienes que darte cuenta de que cuando te estás comunicando con Dios en el Espíritu, tu entendimiento o mente no puede ayudarte. Será infructuoso. Esa es justamente la manera de Dios, y tienes que hacerlo a la manera de Dios.
Habla En Lenguas Y Repara Tu Cuerpo
1 Corintios 14:4 establece: “El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia”. Ahora bien, no hay manera en que puedas edificar a la iglesia sin primero edificarte a ti mismo. La palabra “edificar” en el griego es oikodomeo, el cual significa “construir una casa”. Así que, quien habla en lenguas está construyendo una casa. El Diccionario Bíblico Thayer y Smith, también describe la palabra “edificar” como “reparar”. Esto significa que tú estás construyendo y reparando la casa cada vez que hablas en lenguas. En otras palabras, ¡cada vez que oras en el Espíritu, te estás construyendo y reparando a ti mismo!
Podrías decir: “Pero, Pastor Prince, pienso que cuando un cristiano habla en lenguas, el edifica su espíritu”. Bueno, la Biblia no dice que el que habla edifica su espíritu. Dice que el que habla se edifica a “sí mismo”. ¡Esto significa su entero “ser”—espíritu, alma y cuerpo! Así que quien habla en lenguas edifica y repara su cuerpo también. ¿Qué acerca de la mente? Tu mente es parte de tu alma. Tu “ser” incluye tu mente. Así que puedes reparar y construir tu mente a medida que hablas en lenguas. ¡Y cualquier parte de ti que está siendo reparada, el Espíritu Santo hará un mejor trabajo que los mejores doctores del mundo!
Mientras más ores en lenguas, estarás más consciente de la morada del Espíritu Santo. Ora en lenguas cada vez que puedas y tan frecuente como puedas. Hazlo en la regadera, mientras estás manejando a tu trabajo o cuando estés trotando. Recuerda que puedes orar para tus adentros cuando estés en un lugar concurrido. ¡No tienes que orar en voz alta y asustar a las personas!
Dios quiere que tú abras tu puerta. Y Él te está diciendo: “Prepárate para la manifestación”. Expulsará a todos los ladrones que te han estado robando tu vigor y tu fuerza. Jesús dijo en Juan 10:10 “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir…”. ¡No toleres a los ladrones, porque Jesús no lo hizo!
Párate Fuerte En La Armadura De Jesús
Sí, es verdad que el diablo trata de robarte las bendiciones de Dios, pero Jesús te ha dado Su armadura. De hecho, Pablo averiguó acerca de la armadura en Isaías 59:14-18
Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa.
Cada pieza de la armadura que Pablo nos anima a ponernos fue la que el mismo Señor se puso para cumplir venganza sobre Sus adversarios., para ejercer justicia y para proteger la rectitud. En otras palabras, cuando te pones la armadura de Dios, el Señor le pagará al diablo por todo lo que te ha hecho. ¡Así que la próxima vez, él lo pensará dos veces antes de venir contra ti!
Mi amigo, permite que la verdad de Dios brille dentro de cada área de tu vida y la oscuridad se desvanecerá. Camina en el regalo de la justicia y, como dice Pablo en Romanos 5:17, reinarás en vida. Descansa seguro en plena certidumbre de Su salvación, teniendo solamente una confiada expectación de que cosas buenas vendrán. Protégete a ti mismo con el escudo, el cual es la fe en Su fe, la cual nunca falla. Concuerda con la Palabra de Dios al decirla en voz alta. Y ora en lenguas en todo tiempo con toda perseverancia.
¡Habrá tiempos cuando ores en lenguas y sentirás el poder de Dios! Pero también, habrá tiempos cuando no sentirás nada. Habrá tiempos en que no sentirás que está fluyendo. Y entonces es cuando tienes que perseverar. El diablo te dirá: “Nada está pasando. Tú lo estás inventando. No es nada más que galimatías”. ¡Pero persevera y tus lenguas fluirán en poder!
Dios nos ha dado Su armadura para hacernos fuertes en Él y en el poder de Su fuerza, ¡así que póntela hoy!
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