LA BATALLA ES DEL SEÑOR
2 Crónicas 20:15
Cuando nos enfrentamos a un problema o desafío, tendemos a preguntarnos: "¿Qué voy a hacer?" Y familiares y amigos bien intencionados vendrán y preguntarán: "¿Qué vas a hacer?"
Josafat se enfrentó a una multitud de enemigos. Pero en lugar de concentrarse en lo que haría, oró: “Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos poder contra esta gran multitud que viene contra nosotros; ni sabemos qué hacer, sino que nuestros ojos están puestos en ti” (2 Crónicas 20:12).
Cuando volvamos nuestros ojos a Dios, lo escucharemos decir: “No temas ni desmayes por esta gran multitud, porque la batalla no es tuya, sino de Dios... No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros” (2 Crónicas 20:15, 17).
Pero quedarnos quietos es lo último que queremos hacer cuando el enemigo viene contra nosotros. También es lo más difícil de hacer porque sentimos que no podemos quedarnos sin hacer nada, debemos tratar de salvar la situación. Pero Dios quiere que nos quedemos quietos y veamos a Jesús nuestra salvación luchar por nosotros.
Entonces, ¿qué harás la próxima vez que te enfrentes a una batalla y no sabe qué hacer? Josafat envió a sus cantores al frente del ejército para proclamar: “Alabado sea el Señor, porque su misericordia es para siempre” (2 Crónicas 20:21). Algunas personas se preguntarán: "¿Eso significa que solo canto y no hago nada más cuando tengo un problema?" No, eso no es lo que estoy diciendo.
Haz lo que la situación requiera, pero no te preocupes y no confíes en lo que haces. Como Josafat, descansa y confía en Su misericordia que permanece para siempre. Cuando hagas eso, Dios convertirá tu campo de batalla en el Valle de Beraca. Berajá significa "bendiciones". ¡Los hijos de Israel le dieron este nombre al campo de batalla porque les tomó tres días reunir todo el botín de guerra! Dios convirtió su situación en una gran bendición (ver 2 Crónicas 20: 25-26).
¿Tienes una batalla que pelear? ¡Quédense quietos y vean la salvación del Señor!
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