Protección en el Padre
¿Puedo mostrarte una hermosa imagen del amor de Dios por ti que se encuentra en la historia de Daniel? Vimos cómo en el caso de Daniel se violó la ley del país y cómo, a pesar de su amor por Daniel, el rey tuvo que cumplir la ley y castigar a Daniel. Si no lo hubiera hecho, habría sido un rey injusto.
Ahora, imagínense si alguien volviera un año después para acusar a Daniel de este crimen y pidiera que Daniel fuera castigado nuevamente, ¿qué haría el rey? ¿Volvería a arrojar el rey a Daniel al foso de los leones? ¡No! Daniel ya había sido sentenciado; ya había pagado el precio de su violación de la ley.
Mi querido amigo, debido a que nuestro Señor Jesús ha sido castigado en la cruz en su lugar, el diablo no puede venir al Rey y pedirle que seas castigado y arrojado al foso de los leones. Verás, tus pecados fueron perdonados no porque el Rey simplemente decidió cerrar los ojos y dejarte libre. El Rey perdonó tus pecados con justicia después de juzgarlos en el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo. Aquel que estaba completamente libre de pecado tomó tu lugar y cargó con todo el peso del castigo por tus pecados (2 Corintios 5:21). TODOS sus pecados han sido juzgados legal y judicialmente en la cruz. Debido a Su obra terminada, una vez que hayas recibido al Señor Jesús en tu corazón, ¡la justicia y la rectitud de Dios están de tu lado!
¿Sabes cuánto ama Dios a Jesús, su amado Hijo y la niña de sus ojos? Entonces oro para que tengas una revelación de cuánto te ama tu Padre que está en los cielos. Para redimirte, Dios pagó el precio con la sangre de Su único Hijo. Debe haber sido una decisión muy difícil para él. Ninguno de nosotros comprendería nunca plenamente lo que Dios experimentó al enviar a su propio Hijo amado a la cruz.
Echamos un vistazo al tormento que Dios sufrió cuando leemos sobre el sufrimiento del rey Darío. El rey Darío quería salvar a Daniel, pero no podía violar su propia ley. De manera similar, Dios ama a Su Hijo, pero sabía que la única manera de salvarnos, que habíamos violado la ley, era sacrificar a Su propio Hijo, Jesucristo. Que esta revelación de Su asombroso amor y gracia te dé el valor para venir libremente a Él y encontrar protección bajo Sus alas.
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