Pide a lo grande
Quiero comenzar este devocional dándote este desafío: ¡Pídele a Dios grandes cosas!
¿Qué deseas ver en tu vida, en tu familia, salud, finanzas y carrera? ¿Qué le pedirías a Dios si supieras más allá de la sombra de la duda que Él es bueno y que Su amor por ti permanece para siempre?
¡Pídele a Dios por ellos! Jesús vino para que vivas una vida marcada no por la escasez, sino por la abundancia; no por desesperación, sino por la plenitud de Su amor, gozo y paz.
Me gustaría que escribiera en tu diario lo que le pedirías a Dios si supieras que Él escucha tus oraciones. ¿Cuáles son tus sueños, esperanzas y aspiraciones? ¿Qué te gustaría que sucediera en tu vida? ¿Con qué estás luchando hoy? ¿En qué área de tu vida te gustaría ver actuar el poder de Dios?
Escríbelo. Escríbelo todo. Escribe lo que quieres que suceda con la esperanza bíblica en tu corazón de que Él te escucha y te suplirá. Escribe con una expectativa de bien segura, alegre, positiva y segura.
No te limites a pedirle a Dios cosas pequeñas. ¡Pídele cosas grandes! Por ejemplo, no le pidas solo un trabajo. Pídele un puesto de influencia. No te limites a pedirle que te restaure la salud. Pídele una vida larga y saludable llena de muchos días buenos.
Amplía tu fe para creer en la bondad de Dios. Él se complace cuando nuestra fe es grande. No se ofende cuando le pedimos cosas importantes.
¿Harías eso ahora mismo? Tómate unos momentos y escribe tus peticiones a Dios, Dios, que es todopoderoso y más poderoso de lo que podemos imaginar.
Dios, que colgó los planetas en sus lugares y habló orden en el mundo. Dios, que guió a su pueblo en una columna de nube de día y una columna de fuego de noche. Dios, que hizo llover maná del cielo y sacó agua de la roca seca.
Dios, que convirtió las aguas blandas en el mejor vino. Dios, que hizo andar a los cojos, a los ciegos a ver ya los sordos a oír. Dios, que multiplicó cinco panes y dos pececillos para alimentar a cinco mil hombres. Dios, que resucitó a los muertos y conquistó la tumba.
¡Pride lo qué necesitas de Dios, que te ama con amor eterno!
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